Bunbury y su espantada

Supongo que todo el mundo tiene un grupo referente en su memoria. Un grupo que te acompaña en tu juventud, con el que empiezas a escuchar música y que ha sido tu banda sonora en muchos momentos. Ese grupo que tu consideras por encima de los demás, sabiendo que no deja ser una banda más que no ha inventado nada... para mí el grupo fue Héroes del Silencio.

LLegué demasiado tarde, el grupo se separó cuando apenas había escuchado alguna canción y no pude asistir a ninguno de sus conciertos. Me conformé con seguir a Enrique Bunbury, el frontman, el componente más conocido y el único que ha mantenido una carrera estable tras la disolución de Héroes. y por supuesto la esperanza ñoña del regreso de Héroes del silencio latía de fondo. Un adolescente...

Con el paso de los años me fui alejando poco a poco de él, cada vez me interesaba menos su música y sus berrinches de estrellita del rock; pero siempre estaba presente en mi discografía. Pero en los dos últimos años la ruptura ha sido total. Bunbury pasó de ser un músico de cabecera a una copia (mala) de sí mismo. "Un saltimbanqui que dirigía un circo de marionetas", sería mi descripción del último directo que ví. Un reblede sin causa, un músico que en sus declaraciones apostaba por el rock y la música independiente, pero que en realidad tiraba de los clichés más comerciales (politonos, giras movistar...) y se aseguraba de tener bien atado el paracaídas antes de pegar su sigiente salto mortal.

Ahora Bunbury se ha retirado indefinidamente. Ha disuelto su banda , suspendió los conciertos pendientes de la gira (aquí la noticia) y abondonó su último show en la cuarta canción. El músico se encuentra retirado "espiritualmente" en Cuba, desde donde envía unas "profundas" reflexiones (más bien son versos disparatados) que se publican en su web.

Sus fans se lo perdonarán todo y esperan con ansia su regreso; sus críticos se mofarán de él y razón no les falta. A estas alturas ya me da igual su futuro, pero a pesar de haberme distanciado tanto de él entristece ver que un león se ha converido en un diminuto gatito.