viernes, febrero 24, 2006

La Torre de Babel

Quisieron mis pies (y mis amigos) que tras una copiosa y sabrosa cena italiana acabase en una fiesta Erasmus. La idea de fiesta pierde todo su significado cuando se celebra a diario y sin motivo específico. Unos cuantos Erasmus se juntan y beben para celebrar que son precisamente eso, Erasmus. El bar que sepa llevarse el monopolio del asunto llenará sus arcas.

Resulta curioso el programa Erasmus, que recibió en el año 2004 el premio Príncipe de Asturias. Para quien no conozca el programa le bastará con saber que es una beca de movilidad para poder estudiar en un país de la Unión Europea durante 3 meses o 1 año. Las ayudas económicas son realmente pequeñas, que no permiten cubrir todas las necesidades que un joven de 20 años va a reclamar en un país extranjero, especialmente si es en el norte de Europa, con lo que la ayuda económica familiar resulta obligatoria. Algunas Universidades te sugieren la posibilidad de solicitar un crédito para costear el programa. Buena beca la que te invita a endeudarte con el banco.

El acceso al programa se realiza por medio de un examen del idioma del país donde vas a residir, el expediente académico y una entrevista personal. Los criterios de una facultad a otra pueden variar de forma considerable, hasta el punto que si las plazas no se cubren cualquiera puede presentarse, sin conocimiento del idioma, y obtener la beca. Allá te irás, si tienes suerte, hablando sólo español y además malamente.

Una vez en el extranjero tu objetivo será perfeccionar (o aprender según el caso anterior) el idioma y cursar una serie de asignaturas. Más vale que te enteres con anterioridad que asignaturas te interesa matricular, porque a la vuelta puedes encontrarte con la agradable sorpresa de que no te convaliden los créditos que esperabas. Te habrías pasado un Erasmus inútil, muchas risas, pero inútil académicamente. Por otro lado los criterios de evaluación de los Erasmus son de lo más desconcertantes; desde profesores exigentes y sin piedad que les dará igual tu procedencia, hasta profesores que te pondrán sobresaliente por un pequeño trabajo... todo es posible si te vas de Erasmus, la aventura está garantizada.

La verdadera esencia del Erasmus son esas múltiples y multitudinarias fiestas, donde los jovenzuelos, en país extranjero, sin control, sin responsabilidad, sin conciencia, juntan diferentes lenguas como en Babel, y brindan por su "Orgasmus".

1 Comentarios:

El 24 febrero, 2006 18:04, Anonymous Anónimo dijo...

Pues visto lo visto ayer en el Moloko considero que el Premio Príncipe de Asturias al Erasmus es más que merecido. ¡Vaya jabatassssssssssssssssss! ¡Mecago en Nerón y sus 100 putas!

 

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