
El sábado pasado me desplacé a Bilbao con buena parte del clan
Tsaciana para ver por segunda vez a un grupejo noruego más grande que toda Escandinavia junta,
Turbonegro. Lo sé tenía que haberlo posteado antes, pero "I wasn´t ready".
El viaje os lo podéis imaginar: buena charla, música de fondo, unos gags de los luthiers, comida, bebida... una delicia.
Lo peor sin duda alguna fue la entrada en Bilbao, a pesar de nuestro mapa impreso directamente de la
Guiacampsa y de
Viamichelín (que haríamos sin estas webs para acudir a los diversos festivales) nos perdimos. Muchas vueltas, demasiadas, por las ventanilla veíamos a futboleros con sus bufandas del Athletic, carteles que decían "No a la autopista" y charlamos con mucha gente que curiosamente no era de allí.
Por fin encontramos la sala, Santana 27. Concretamente estaba... ¿conocéis esas zonas de las ciudades donde el mundo es oscuro y tenebroso? Pues la sala estaba más allá. Territorio comanche. Recogimos las entradas e inspeccionamos la zona dispuestos a disfrutar de todo assrock posible. Como quedaba una hora para el show tomamos unas cervecitas para ir entonando.
A la hora señalada estábamos en segunda fila, al pie del micro de Euroboy, éramos espectadores de lujo y curiosamente no nos costó nada llegar hasta allí. Las sensaciones del concierto las describe muy bien Eurogirl. Podéis leerlo
aquí, con unas fotos y el set completo.
Al acabar el concierto, hora y veinte minutos, estaba empapado de sudor, con las piernas machacadas y la garganta irritada; pero eufórico y con una sonrisa en la cara, aunque quizás faltaban la sangre y las plumas. Turbonegro dio un conciertazo, con muy buen ambiente, buen set list y a ellos se les notaba muy rehabilitados. Incluso Rune Rebellion, el hombre impasible, sonreía. Era el último concierto de la gira del "Party Animals" y Euroboy (por cierto, el mejor guitar-hero de los últimos años) estaba de cumpleaños. Fue una gran celebración. Turbonegro es una cita obligada, con ellos la fiesta está asegurada.
Fuck the world!